Sigüenza se suma a la iniciativa ‘Madama Butterfly’ del Teatro Real de Madrid

El Ayuntamiento de Sigüenza se ha sumado a la iniciativa Madama Butterfly que pone en marcha el Teatro Real de Madrid. Así, en virtud de un acuerdo alcanzado por la concejalía de Cultura con la institución, se va a retransmitir en directo, con los medios técnicos de El Pósito, la representación de la ópera inmortal de Giacomo Puccini que acontecerá simultáneamente en la capital.

Mañana viernes, día 30 de junio, se retransmitirá en directo la representación de la ópera inmortal de Giacomo Puccini en el Auditorio de El Pósito, con entrada libre, al mismo tiempo que sucede en el Teatro Real.

Así, este próximo viernes, día 30 de junio, a partir de las nueve y media de la noche, el auditorio seguntino conectará en directo con el Teatro Real, para que los asistentes asistan al estreno de la Opera en Madrid, con una fantástica calidad de sonido. “Esta retransmisión va a ser el colofón ideal para la iniciativa que venimos llevando a cabo junto a los amigos de la Opera en Sigüenza”, valora Sonsoles Arcones, concejala de Cultura de Sigüenza. La entrada es gratuita.

Madama Butterfly es la tragedia por excelencia en el mundo de la ópera. Compuesta por Giacomo Puccini a principios del siglo XX, contiene los ingredientes más propicios para el drama: amor, engaño, traición… y muerte. Todo ello, además, aderezado por el exotismo del imperio del sol naciente, de su gente, de su tradición y de su cultura, que se contrapone al poder del invasor occidental.

Cio-Cio-San, más conocida como Butterfly, es una joven geisha que se enfrenta a su familia por su amor hacia el atractivo oficial de la Armada estadounidense B. F. Pinkerton, por quien renuncia a sus propias creencias, cambiando de religión y convirtiéndose al cristianismo. Pinkerton, sin embargo, no ve en esta relación más que un mero entretenimiento con el que hacer más placentera su estancia lejos de su hogar. Carente de escrúpulos, llega al extremo de contraer matrimonio con Butterfly, pese a saber que esta unión será poco duradera y al poco tiempo la abandonará. Ella, cegada por un amor que cree sincero y correspondido, aguarda pacientemente durante tres años, convencida de que su marido regresará. Su espera se ve finalmente recompensada, aunque no de la manera que ella desea. Ambos han escondido durante este tiempo un secreto que deben confesar: Butterfly ha sido madre de un hijo concebido en la noche de bodas, pero Pinkerton no sólo no le ha sido fiel, sino que ha contraído matrimonio con una mujer americana, a quien considera su legítima esposa. Debido a la profunda desdicha que invade a la joven japonesa, que ha visto traicionados sus sentimientos, toma una terrible decisión, que no tiene vuelta atrás. Sin dar lugar a un reencuentro con el oficial, se despide de su pequeño y se clava un cuchillo en el corazón.

El autor y la obra

La pujante personalidad creativa de Giacomo Puccini (1858-1924), en la que se combina un incuestionable sentido dramático y una feliz asimilación de las diversas corrientes estéticas surgidas en el cambio de siglo, le permitió evitar el estancamiento en los turbulentos y populares ambientes veristas que afectara a los músicos italianos de su generación, como Leoncavallo o Mascagni. Partiendo de tal corriente y adoptando algunos de sus recursos, como la ubicación contemporánea o el gran aliento sentimental, es capaz de extraer consecuencias del abrumador legado verdiano y de los grandes cambios para convertirse en autor de obras maestras que se ganaron tanto el favor del público como el respeto y la admiración de los grandes compositores del siglo XX, incluyendo a los renovadores; baste recordar a Mahler, Ravel o Schönberg. Ya en una de las páginas de La Bohème Puccini escribió “¡Contra todo y contra todos, componer óperas con melodías!”, y ese afán por una expresividad melódica, que se ajustara en todo momento a la amplia gama emotiva de sus personajes y al devenir de la acción, constituye una de sus señales distintivas, desde las matizadas atmósferas de la ya citada, a la retórica pasional de Tosca, el refinado exotismo de  Madama Burttefly, el amargo realismo de Il Tabarro, la agilidad de Gianni Schichi o la opulencia tímbrica de Turandot.

Tosca y Madama Butterfly, desembocan en el mismo trágico final, el suicidio de la protagonista;  coincidencia argumental de dos óperas que ocupan un lugar consecutivo en el catálogo de Puccini –cuatro años transcurren entre sus dos estrenos, acaecidos en 1900 y 1904 respectivamente. -, y que sin embargo no hace sino dar cuenta del enorme afán de renovación estilística que guió su trayectoria creativa. Nada más alejado de los espectaculares y contrastantes recursos dramáticos, con marcados rasgos veristas, de Tosca que la delicada intimidad en la que se desenvuelve la sencilla historia de Cio-Cio-San, la muchacha japonesa enamorada de un teniente de la marina norteamericana. Madama Butterfly se desarrolla en un mundo de jardines, geishas y dignatarios donde, en torno a los pequeños acontecimientos cotidianos, surgen una multiplicidad de acentos sentimentales que progresivamente perfilan un auténtico proceso de profundización psicológica de la protagonista. El candor e ingenuidad adolescente de Cio-Cio-San adquirirá una fuerte resonancia trágica cuando, ya consciente del abandono de Pinkerton, acabe con su propia vida. La ambientación exótica despierta la riqueza tímbrica de Puccini, con cantos auténticos japoneses, para recrear ese “espacio otro”, de modo paralelo a como lo habían hecho los pintores impresionistas unas décadas antes, atraídos por las novedades visuales de las estampas japonesas.

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